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¿Qué es un MVP y cómo podría ayudar a tu empresa?

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Pablo Josué Martínez

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El Producto Mínimo Viable (MVP) es un concepto que nació en Silicon Valley y ganó reconocimiento tras la publicación del libro Lean Startup de Eric Ries. Cuando referimos a MVP, no aludimos a un producto final, sino a una versión que incluye unicamente las características que resuelven un problema central de un conjunto específico de usuarios.

Es así como el gran objetivo de un MVP es proporcionar valor inmediato y minimizar importantes costos de desarrollo que luego se podrán aplicar para mejorar las iteraciones futuras del producto.

Aunque el Producto Mínimo Viable (MVP) frecuentemente es utilizado para probar la viabilidad de un producto en específico, también nos permiten desarrollar funcionalidades a lo largo del tiempo a partir de los datos de prueba de los usuarios sin los cuales sería imposible llegar a una solución madura.

Ahora que entiendes el concepto, te contamos los principales beneficios de elegir este proceso sobre el enfoque radical del todo o nada.

Desarrollo Iterativo: El Proceso de Construir-Medir-Aprender

Cuando decides lanzar un producto, es común que surjan diferentes dudas y suposiciones: ¿A qué usuarios me dirijo? ¿Cómo debería funcionar el diseño? ¿Qué estrategia de marketing debería usar? ¿Cuál arquitectura funcionará de manera más eficiente? ¿Qué estrategia de monetización hará sostenible mi producto?

Aunque es importante partir de una lógica, gran parte de las respuestas a todas estas consideraciones no las vas a encontrar en un libro o algún vídeo de emprendimiento, más bien en la validación que puedas hacer con los usuarios.

El MVP, con su característico modelo iterativo de construir-medir-aprender, te ayudará a validar o invalidar estos supuestos con riesgos inferiores a los que podría generarte un producto completo. De hecho, el desarrollo iterativo está diseñado para identificar los puntos débiles del usuario y determinar la funcionalidad adecuada para abordar esas necesidades a lo largo del tiempo. Comprobar continuamente las suposiciones con los los usuarios, te permitirá realizar cambios rápidos en el producto a medida que se presenta nueva información.

Participación de todas las partes interesadas

Las empresas generalmente dependen de la participación de las partes interesadas o de los inversores para asegurar la financiación y obtener luz verde para un proyecto. La clave para recibir esta aceptación, es generar confianza en el producto desde su capacidad para lograr el resultado deseado (como lo podría ser aumentar los ingresos, reducir tiempos de pago, optimizar procesos, etc.).

En esencia, crear un MVP es un método eficaz para ganarse esta aceptación, ya que permite a las empresas comprender de antemano si su idea funcionará. Es completamente lógico que las partes interesadas deseen invertir en productos que tengan éxito.

Prueba de conceptos comerciales

Al ofrecer el conjunto básico de características en lugar de un producto completo y con muchas características, las organizaciones pueden verificar si el concepto de su producto es coherente a las necesidades del público objetivo. A partir de ello, se tendrá la oportunidad de replantearlo en función de diferentes hallazgos.

Cuando se lanza el producto, las organizaciones tendrán la capacidad de identificar qué tipos de grupos sociales son los más activos y cómo interactúan con su solución. Esta información se puede utilizar para mejorar algunas de las funcionalidades de la aplicación y adaptarlas a los usuarios. Un producto que desatienda esta información, sería mucho más difícil de cambiar en etapas posteriores, ya que se tendría casi que reconstruir por completo.

De hecho, a lo largo de la historia de la tecnología sobresalen casos de éxito que nacieron a partir de algo completamente diferente a lo que son hoy. Gracias a la visión de sus creadores, supieron reinventarse a tiempo y evitar ser un fracaso más.

Instagram es uno de estos ejemplos. Su origen nos remite a Burbn, la aplicación de Check-in creada Kevin Systrom y Mike Krieger que sirvió de epílogo de una de las redes sociales más populares del mundo. Por aquel entonces, era una herramienta que solamente permitía registrar los lugares donde habíamos estado y compartir fotografías geolocalizadas.

Verificación de la demanda del mercado

El éxito de un MVP está en probar, ver qué funciona y qué no. De alguna manera, más allá de vender o adquirir clientes, lo que verdaderamente perseguimos con él es comprender la demanda del mercado.

La mayoría de las organizaciones que gastan cifras alarmantes lanzando productos ineficientes, fallan desde el principio. Asumen ciegamente que su producto satisface una necesidad específica del usuario. En contraste, un MVP permite a las empresas conocer la demanda del mercado para su producto, descubriendo anticipadamente si los usuarios potenciales lo necesitan y usarán sin tener que invertir grandes sumas de dinero.

A partir de todos estos hallazgos, las organizaciones pueden reelaborar la solución que ofrece su producto para permitir una mayor diferenciación del mercado o, en un escenario más radical, idear un concepto completamente nuevo.

Prueba UX y usabilidad

Crear un producto digital que incite la participación del usuario no es sencillo. Esto toma relevancia cuando sabemos que solo el 32% de las personas continúan usando una aplicación después de tres meses, o que el 21% de los usuarios abandonan una aplicación después de un solo uso. Es vital tener un objetivo que vaya más allá del mero número de descargas o visitas.

Como sabemos, retener a los usuarios proporcionando una excelente navegación es un objetivo esencial del diseño de UX. Justamente, un MVP nos permitirá medir el potencial del producto de acuerdo a la participación de la plataforma digital. En caso de encontrar oportunidades, de nuevo, podremos ahorrar considerables costos antes de continuar con el desarrollo.

Además, es clave entender que el MVP no solo nos permite iterar exitosamente. Al tiempo en el que son ejecutados, las organizaciones pueden recopilar datos e información sobre cómo los usuarios interactúan con el producto para evaluar qué tan rápido comprenden el propósito. Con base a toda esta información, pueden identificar nuevas oportunidades de negocio u obtener información relevante para anticiparse a cualquier cambio en el mercado.

Eficiencia de costo

Como puedes ver, muchos de los productos maduros exitosos son el resultado de años de desarrollo y aprendizajes. Debido a que este tipo de aplicaciones se crean de manera iterativa durante un período extenso, su costo puede ser distribuido a lo largo del tiempo, e incluso recibir reinversiones gracias a los ingresos generados con versiones anteriores.

El enfoque mínimo, también ayuda a evitar que el producto se vuelva demasiado complicado o requiera codificación y soluciones más sofisticadas. A medida que las empresas comienzan a ganar más usuarios y a recopilar más información, pueden comenzar a invertir más de forma inteligente.

En resumen

Un MVP es un proceso que se centra en las pruebas. Durante el proceso de creación, las empresas pueden comprobar sus supuestos más riesgosos y utilizar los resultados del experimento para guiar los próximos pasos del producto.

En un producto digital, el MVP permite a las organizaciones aprender a nadar antes de subirse a una tabla de surf para dominar las olas de la digitalización. Esta fórmula, nos invita a aprovechar la retroalimentación del usuario para tomar las mejores decisiones en torno al producto. Es así como en cada versión de lanzamiento, el producto podrá ir evolucionando en procura de maximizar el ROI, y avanzar hacia una aplicación de alto desempeño y completamente madura.


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