El poder de hacer las cosas bien

Con el paso del tiempo, el ser humano se ha vuelto cada vez mas dependiente de las herramientas tecnológicas para hacer sus tareas diarias. De hecho, las personas ya casi no salen a la calle a realizar sus diligencias, todo lo hacen digitalmente. 

Esta transición, aunque parezca normal y nada nueva, en el país ha sido muy lenta. A comparación de otros países, en especial los desarrollados, se han logrado avances tecnológicos tan grandes que la vida funciona muy diferente. 

Pero más allá de factores económicos o falta de conocimiento, la lenta transformación digital en el país se debe a la falta de voluntad de hacer las cosas bien. 

Por ejemplo, si miramos las plataformas gubernamentales o de entidades publicas, nos damos cuenta la cantidad de fallas que hay para realizar una acción tan simple como pagar una factura, hacer una transferencia, solicitar un documento o pedir una cita medica. 

Hay varias plataformas que después de ciertas horas no funcionan, otras duran una hora cargando, falla la pasarela de pagos, solo se pueden ver en el computador porque no son responsive, los botones no funcionan, etc. 

Estas y otras mil fallas ocurren a diario, obligándonos a salir y realizar todo de manera manual y arcaica. 

Está comprobado que aunque se puedan hacer estas cosas presencialmente, la calidad de vida de las personas mejora bastante cuando no tienen que perder tiempo haciendo filas o transportándose. Además, las empresas también mejoran sus procesos y son más productivas. 

Pero lastimosamente, varias compañías de software y desarrollo web que prometen entregar una plataforma de alto desempeño, no cuentan con los procesos adecuados para esto. Construir una plataforma al igual que cualquier otro producto, requiere de buenas herramientas, un equipo altamente capacitado, procesos definidos y un entendimiento profundo de las necesidades de cada negocio. 

Pero lo más importante para construir tecnología de calidad, es pensar que no se está haciendo por dinero, se está haciendo porque se va a transformar la realidad de una empresa y por ende la realidad de todos los colombianos involucrados.  El dinero y el afán de hacer las cosas rápidas no dejarán nada positivo en el país. 

Hay que entender que la calidad no se mide por la plata invertida si no por la disposición de hacer las cosas bien.